Uno de los métodos más comunes para medir el contenido de alcohol en una cerveza es a través de su densidad; los cerveceros miden la densidad del mosto antes de fermentarse, y una vez que la levadura hace su trabajo, lo vuelven a hacer.

Para medir ambas muestras se utiliza una herramienta llamada Densímetro, que también se conoce como Hidrómetro. Este se sumerge primero en una probeta llena del mosto sin fermentar, y después en una llena de cerveza fermentada, para después analizar ambos resultados.  Al primer resultado se le llama gravedad original y al segundo gravedad final.

 

El número que resulta de la resta de la gravedad original de la final,  muestra la cantidad de CO2 que se escapó del tanque de fermentación. Esta cantidad se multiplica por los gramos de alcohol etílico que se ganan por cada gramo de C02, que es una constante de 1.05 gramos, y el resultado es el peso del alcohol en el fermentador, cantidad a la que se denomina como Masa de Alcohol en la Solución.

Una vez que se tienen los resultados de estas mediciones, se calcula el porcentaje de alcohol por volumen, o ABV, que se obtiene de la división entre la Masa de Alcohol en la Solución entre la Gravedad Final. Se trata de un proceso complejo, que los maestros deben dominar para hacer la cerveza de su preferencia, ya que cada estilo tiene un límite de ABV.

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