“Si hubiera sabido lo difícil que es abrir una fábrica de cerveza artesanal en México, y cómo el sistema legal opera contra los pequeños productores, probablemente nunca lo habría intentado.”

Nunca me gustó trabajar en general.

Mi conciencia sobre esto coincidió con mi interés en la cerveza. Soy de Steamboat Springs, Colorado, y fui a la escuela en Boulder justo cuando la escena de cerveza artesanal estaba emergiendo. Eventualmente empecé a hacer mi propia cerveza casera mientras vivía en mi dormitorio, pero en ese momento era solo un hobby. Cuando me gradué intenté trabajar en un empleo normal, pero eso solo duró alrededor de un año, hasta que me di cuenta de que ese modo de vida no era para mí. Así que mejor me decidí a viajar.

Finalmente terminé en Cabo San Lucas. Me inventé una razón para estar ahí: aprender español y aprender a surfear. Me dije que solo iba a vivir allí durante un año porque crecí en la montaña y quería experimentar otra forma de vida. Pasó ese año y me di cuenta de que no quería volver a casa. Para ese momento ya me había tomado mil botellas de Pacífico y ya me había cansado de la mayoría de las cervezas mexicanas (México es la tierra lager).

Por lo tanto, cada que amigos o familiares me iban a visitar de los EE.UU. les rogaba que me trajeran cerveza artesanal. Entonces pensé: Si yo me siento así, tiene que haber otras personas que se sienten igual. Fue entonces cuando empecé a planear mi propia cervecería artesanal en México: Baja Brewing Company.

Sin embargo, si hubiera sabido la cantidad de trabajo que implicaría abrir una fábrica de cerveza artesanal en México, probablemente nunca lo habría intentado. El proceso (llenar todo, cargar con mi propio equipo de elaboración de cerveza desde California, un sistema fiscal mexicano que trabaja en contra de los cerveceros artesanales, y un huracán que casi destruyó mi fábrica de cerveza) duró un total de dos años para poder abrir nuestras puertas.

Amo Colorado, pero ya hay un montón de buenas cervecerías. En Cabo no había absolutamente ninguna. En el momento que abrí la BBC, en 2007, solo había una docena de fábricas de cerveza en todo el país. No había ninguna en Baja California Sur, por lo que quería ser el primero en llegar.

Cuando fui a los ayuntamientos locales para decirles que quería abrir una fábrica de cerveza, no sabían a lo que me refería. De verdad, no comprendían por qué quería iniciar mi propia cervecería.

“¿Cómo hacer tus propias micheladas?”, me preguntó un representante.

Tuve que dibujar diagramas de todo el proceso de fabricación de cerveza y explicarles todo para averiguar qué tipo de permisos necesitaría. Luego estaba el tema del equipo de fabricación de cerveza artesanal, ya que no había fábricas en México que las hicieran en aquel entonces. Al final tuve que viajar a los Estados Unidos y arrastrar con mi propio equipo pesado en un camión.

También tuve que enseñarle a muchos de los residentes de Cabo sobre cerveza artesanal. Al principio la gente tomaba mi Cabotella, una cerveza clara y suave que se toma con facilidad, y creían que era la cerveza más fuerte imaginable. Oh, ¡las caras que hacían! En ese entonces di muchas muestras gratis.

Hoy en día hay una verdadera aceptación de la cerveza artesanal, así que he comenzado a hacer cervezas más oscuras y amargas, como nuestra Peyote Pale Ale. Es una de nuestras cervezas más populares, probablemente gracias a un lote que hice con peyote verdadero, uni, y mezcal que apareció en Brew Dogs de Esquire.

En México, los cerveceros artesanales pagan 300 por ciento más que las grandes cervecerías, simplemente por la forma en que el sistema fiscal funciona aquí.

Grupo Modelo y Cuauhtémoc, las dos grandes compañías que controlan el mercado de la cerveza en México, son dueños de todo, desde las redes de distribución hasta de las licencias de licor que una gran cantidad de bares y restaurantes tienen aquí. También tienen tratos de exclusividad con restaurantes y propietarios de bares, y poseen una gran cantidad de los campos de cebada de malta que crecen en el país.

Si tomamos en cuenta este antecedente de monopolio y añadimos el hecho de que el lúpulo no crece muy bien en el clima de México, tenemos una pesadilla logística para los cerveceros emprendedores.

La industria de la cerveza están muy controlada aquí. Los cerveceros artesanales tienen una ley fiscal desfavorable en México. En los EE.UU., por ejemplo, si eres fabricante de cerveza artesanal pagas la mitad por galón de cerveza que produces que una gran fábrica de cerveza. En México los cerveceros artesanales pagamos 300 por ciento más que las grandes cervecerías, simplemente por la forma en que el sistema fiscal funciona aquí. Ésta es en parte la razón por la que estamos empezando ACERMEX junto con otras cervecerías como Minerva en Guadalajara, Tempus en el estado de México, y muchas otras. Es una asociación formada estrictamente por cerveceros artesanales independientes para tratar de formalizarnos y cambiar esta ridícula legislación.

La demanda está creciendo como nunca la he visto crecer antes, y los clientes están votando con sus pesos. En la actualidad hay más de 300 cervecerías artesanales en México. Si bien la mayoría de ellas son realmente pequeñas, esto es un reflejo de la tendencia de cerveza artesanal que ya está sucediendo en los Estados Unidos. Las compañías de cerveza Cucapá y Tijuana ya fueron compradas por Grupo Modelo.

Estos últimos ocho años desde que salí de Colorado y empecé Baja Brewing Company han sido un paseo salvaje. No siempre es bueno, pero siempre es emocionante, y eso es lo único que importa.

Fuente: https://munchies.vice.com/es/article/gvm5d7/por-que-es-tan-dificil-ser-cervecero-artesanal-en-mexico

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