Desde tiempos inmemoriales hemos asociado el consumo de cerveza con la popularmente conocida “barriga de cerveza”.
Sin embargo, tal y como recogen en la web: www.cervezaysalud.es, diversos estudios demuestran que no podemos relacionar beber cerveza con la “barriga cervecera” y que por lo tanto, sólo se trata de un mito.
Según estos estudios la realidad demuestra que la aportación calórica de una cerveza es muy baja y en promedio alcanza las 90 kcal (34 en el caso de la cerveza sin alcohol). Por lo tanto, el problema de la obesidad no viene derivado de la cerveza sino de una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y la información genética.
Tabla de calorías
Bebida Energía kcal/100 ml
Anís 297
Ginebra, ron, whisky 244
Coñac 243
Vermut dulce 160
Vino 75-125
Horchata 70
Cava 65
Leche entera 62
Zumo 43-48
Cerveza tradicional 45
Sidra 40
Leche desnatada 33
Cerveza sin alcohol 17
Infusión 4
Según el estudio “Asociación entre el consumo moderado de cerveza tradicional y sin alcohol y la composición corporal”, el consumo moderado de cerveza no provoca un aumento de peso ni modificaciones en la composición corporal.
Las mediciones antropométricas realizadas a los participantes sacaron a la luz que el consumo moderado, tanto de cerveza tradicional como cerveza sin alcohol, no modifica la circunferencia del brazo, cadera y cintura y tampoco alteraciones significativas en los pliegues cutáneos.
La investigación “La cerveza y la obesidad: un estudio transversal” señala que es falso que la ingesta habitual de cerveza esté relacionada con un aumento en el IMC (Índice de masa corporal) y en el índice cintura-cadera.
Además, otra de las investigaciones que compara a consumidores moderados de cerveza con no bebedores, concluye que las personas que ingieren cerveza tienen un IMC significativamente menos que los no bebedores y que no muestran diferencias en el perímetro de la cintura como medida de la obesidad visceral.
Así, por último, otra investigación afirma que el 43% de hombres consumidores habituales de cerveza realiza una actividad física muy elevada y entre las mujeres, los porcentajes más altos de consumidoras de cerveza también realizan una actividad física media y elevada.
Como conclusión, las personas que consumen cerveza de forma moderada sigue mejores hábitos alimentarios, presentan una composición corporal más adecuada, mayores niveles de HDL (colesterol bueno) y menores de LDL (colesterol malo) que aquellos que no la consumen).
Fuente: www.thebeertimes.com